Verdeesperanza: Historia de Éxito

Mi historia, la de la nueva persona que soy hoy, comenzó el día en que leí las características de personalidad de quienes sufren SMT. No podía creer que tenía virtualmente todas las características. Una sí, otra también. Una muy exacerbada, otra más aún. Eso, más mi lista de dolencias, era como sumar 1 más 1 y obtener de resultado 2. Era más que obvio, tenía SMT! Y es que déjeme contarle…. Sufrí dolor de espalda por 15 años, bursitis y tendonitis en un hombro por 14, fascitis plantar por 5, dolor de rodilla por 2 y sensación quemante en un codo que radiaba hasta mis manos por 1 año. Lo más duro llegó junto con la molestia en el codo, cuando se me empezaron a dormir los dedos de las manos, y cuando el dolor en mis brazos y manos se hacía insoportable.

Significaba básicamente dejar de trabajar, lo que era impensable para mí, especialmente dado que soy co-propietaria de una pequeña empresa en la que cada teclaso cuenta para ganarnos la vida. Ya antes había renunciado a correr (por el dolor de espalda), a nadar (por el del codo), a caminar (por el de la rodilla) y básicamente a soñar (por la sumatoria!). Cada vez que cepillaba el pelo o los dientes a mis pequeños niños, lloraba un poco de dolor, y mucho de frustración.

Ah! Y claro que había probado todo: resonancias magnéticas, radiografías, análisis de sangre… fisio terapia, yoga, ejercicios rehabilitantes, frío, calor, masajes… cremas naturales y pastillas de todo tipo, etc, etc. Nada funcionaba y literalmente me sentía con 90 años, sólo que más triste, pensando que me faltaban al menos 50 para llegar ahí, y temiendo no resistir la carga de tantos dolores hasta entonces.

Empecé entonces a leer del Dr. Sarno, con más desesperación que fe… Pero no hizo falta esta última. 1 más 1 seguía dando 2 (no en vano había estudiado ingeniería!). Así que mientras yo tuviera (casi) todos los síntomas posibles y tuviera también (casi) todas las características de personalidad prescritas por el genial Dr. Sarno, su tratamiento tenía que funcionar.

Aproveché entonces mi perfeccionismo. Seguí todos y cada uno de los pasos propuestos en la increíble página de tmswiki, también en los libros del doctor Schubiner, el doctor Gordon y tantos otros virtuosos que han seguido desarrollando las ideas del Dr. Sarno. Tuve miedo, muchísimo. ... Si completaba sus tratamientos sin curarme, ya no tendría esperanza alguna. Fue durísimo. No me curé de la noche a la mañana, tampoco en las primeras 6 o 9 semanas, como muchos. Pero gracias a Dios y a mi esposo especialmente, no me rendí tampoco (después de todo, no tenía otra solución mejor).

Tuve que descubrir que tenía enojos por situaciones que creí perdonadas y superadas hace mucho. Tuve que reconocer ante mí misma y ante quienes me rodeaban, que ni por asomo tenía todo bajo control como siempre creí. Tuve que visitar regiones de mis recuerdos de las que había huido siendo muy niña. Tuve que llorar muchas lágrimas no lloradas y escribir muchas, muchas páginas no escritas en el diario de mi vida. Tuve que ver mis síntomas ponerse peor antes de mejorar. Tuve también que descansar por ratos ya que el esfuerzo a veces se me hacía difícil de sobre llevar. Tuve que enojarme con Dios y volver a sus brazos con el corazón derrotado. Tuve también que darle muchas gracias a Él por tanto y tanto que me permitió aprender en el proceso.

Pero hoy les digo: todos y cada uno de los puntos valieron, y sigue valiendo la pena hoy. Hoy puedo escribir sin un sistema de reconocimiento de vos. Volví a correr, a alzar a mis hijos, a soñar con mis nietos, y a disfrutar de mi presente. Hoy sé (mejor) cómo lidiar con mi personalidad (esa no se cambia tan fácilmente) para que no me genere (tantos) síntomas físicos. Sí… es un proceso y no sé si algún día termine. Pero hoy celebro haber dejado ir tanto y tanto, y tanto más que tenía guardado. Hoy grito a los vientos y al mundo cuánta razón tuvo el Dr. Sarno, visionario increíble, y le digo a usted que duda: ADELANTE. SÍ SE PUEDE. SÍ FUNCIONA. NO SE RINDA PORQUE SU VIDA PUEDE SER MEJOR!!

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